martes, 25 de octubre de 2011

El Boñar de León

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Ha tenido que ser Andrés Plasencia, guitarrista de SudhaChandran, uno de los mejores grupos de reggae de este país, el que se haya decidido a escribirnos una reseña del maravilloso y conocidísimo por todos nosotros Boñar de León, situado en la calle cruz verde, 16 en el madrileño barrio de San Bernardo. Espero que lo disfruten, tanto o más que él su cena.

“15 de Octubre de 2011, 22.00, somos siete manifestantes y acabamos de dejar la Puerta del Sol con un único objetivo, cenar.

Tenemos hambre, llevamos más de seis horas indignándonos los unos a los otros. No tenemos compasión, somos manifestantes hambrientos.

Salimos a buscar unos bares donde tomar unas tapas, y después de 2 o 3 garitos normalitos acabamos en el magnífico, el insuperable y maravilloso Boñar de León.

Al llegar estamos nerviosos, todas las mesas de su curiosa terraza (en medio de un callejón) están ocupadas. Pero no pasa nada, un amable camarero con palillo interdental incorporado nos indica en perfecto madrileño:- “¡Chsst, cinco minutitos chavales!”-

Al minuto estábamos todos sentados y pidiendo seis jarras de cerveza y un tinto de verano. Hasta aquí todo normal. El camarero reparte jarras por doquier y se vuelve para la cocina. Y ahora es cuando comienza el baile.

El camarero vuelve con una bandeja (de esas de las grandes en donde se ponen los langostinos cocidos en nochevieja) hasta arriba de pescaíto frito, la coloca en la mesa, y se da la vuelta para la cocina.

El segundo paso de este tango que bailábamos siete manifestantes y un camarero comienza con una vuelta del camarero con plato de pulpo con patatas, lo coloca en la mesa, y se da la vuelta para la cocina.

Pero el tango no termina aquí, y los siguientes pasos serán (en este orden); una ración de tortilla, un plato de cocido raro y una bandeja de ensalada con pulpo.

El último paso de este tango que siete manifestantes y un camarero bailaron, fue cuando trajo la rosa roja en la boca en forma de una ración de alitas de pollo, que colocó en la mesa y se dio la vuelta para la cocina con un taconeo.

¡Ole don Camarero! ¡Que la fortuna te sonría por siempre!

Total, seis jarras de cerveza y un tinto de verano: 26 euros

Que te traigan todas las sobras de la noche de un restaurante como el Boñar de León, no tiene precio.”

Solo nos cabe añadir que si todos los bares fuesen como el Boñar de León, habría menos indignación en las calles, ya se lo digo yo…

martes, 11 de octubre de 2011

El Flunch

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Puntuales, como cada cierto tiempo, aquí llega una nueva entrada para todos aquellos que han decidido seguir nuestros sabios consejos.

Sé que con esta entrada nos vamos a ganar la enemistad de más de uno y más de dox, pero lo siento, tenía que hacerla, hace una semana escasa estuve comiendo en el Flunch con mi familia y me pareció un timazo digno de este blog.

Tan horrendo sitio está en La Vaguada, en el Barrio del Pilar, pero parece ser que también perpetran comidas cerca de Moratalaz, en Camino de Vinateros S/N.

A ver, vamos por partes, lo que primero te llama la atención es el desorden a la hora de pedir, tú vas allí y ves que hay varios menús, uno de pollo, otro de carne, sopas, etc, pero luego, puesto que es un autoservicio, el menú te lo tienes que hacer tú, y como te equivoques en algo (en vez de agua coges un refresco), entonces a tomar por culo el invento, ya te lo cobran por separado, así que al final no te enteras y acabas pillando lo que te da la gana que ya lo pagarás luego.

En cuanto al precio, la verdad que no es excesivamente caro, los 4 comimos por poco más de 40 €, mi principal queja viene por la calidad de la comida. Yo pedí pollo, que resultó ser bastante grasiento, además el hecho de que los cocinen ahí todos juntos te da un poco la sensación de estar comiendo en una cárcel o en un colegio. La guarnición era gratuita, patatas, unas bolitas que creo que pretendían ser croquetas y no se qué más, el que lo sirviesen todo en cubos y que no hubiese cola para ponerse guarnición no ayudaba a que crear el mejor ambiente la verdad, y los niños gritando… pues tampoco.

Aunque sin duda el plato fuerte fue el postre, fresas con nata, o supongo que debería decir natas con fresa, porque si no conté mal había 4 fresas, eso si, cortadas en trocitos para que pareciesen más, una vez me acabé las fresas lo que quedaba era un cuenco entero de nata de bote (¿casero? ¡Y un huevo!) el cual era imposible de comer.

Vamos, que salí bastante disgustado, con la sensación de haber comido mierda, barata eso si, pero mierda. En mi opinión, creo que en cualquier sitio de menú del día habríamos comido bastante mejor por un precio similar, pero claro, esos no son autoservicio, ni puedes elegir entre 1000 platos, ni tienen lucecitas, ni carteles, ni mierdezas similares, pero que queréis que os diga, puestos a comer prefiero la calidad a la basura barata.

Nada más amigos anti-timo, espero que estos consejos os sirvan de ayuda.

Besos y abrazos

martes, 4 de octubre de 2011

Sowohl als auch (Berlín)

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¿Lo qué, lo qué, lo qué? Si, yo al principio tampoco sabía pronunciarlo, pero ahora me sale de maravilla, Schogjol al…, Shchoiwol alzasch, Shosho alzao…, bueno, que más da, la cuestión es que nos montaron un chocho de mucho cuidado en Berlín. Y es que es lo que tiene viajar, que se te pone una cara de turista que pa que, y ahí es cuando la gente de los bares huele carne fresca y te clavan el estacazo cuando menos te lo esperas.

El tema es el siguiente, estábamos mis amigos y yo tan tranquilos paseando por Berlín cuando se nos ocurrió parar en dicha cafetería para tomar un refrigerio, algo sencillito, rollo batidos, coca-colas, cafés e incluso nos animamos a pedir tartas también. Como el bar era muy bonito y muy apañadito nos aseguramos de comprobar que los precios no fuesen abusivos, no sea como en esos bares (tan de moda por Madrid dicho sea de paso) en los cuales te cobran según hayan tapizado los sofás o según hayan pintado las paredes. De este modo pasamos una hora larga degustando los manjares con nuestra calma chicha de turista en un ambiente muy agradable, para qué vamos a negarlo.

La sorpresa llegó a la hora de pagar, nos clavaron unos 40 eurazos que nos parecieron demasiado, así que volvimos a ojear la carta seguros de que en algo se habían equivocado, y efectivamente, casi todos los precios los habían cobrado más caros de lo que allí ponía. Aliviados, llamamos al camarero para decirle que se había equivocado al hacer la cuenta y tal, y ahí es cuando se nos quedo cara de turistas (eufemismo de gilipollas). Resulta que el tipo nos asegura que los precios estaban bien y presto nos ofrece una carta, distinta a la primera que habíamos visto, con otros precios más caros, y nos dice, muy educadito él, que la otra era una carta antigua que se les había colado (la carta de los turistas imbéciles, supuse yo).

Total, que el gran timo berlinés consistía en sacarte una carta-gancho con precios baratos y luego suprimirla por otra con precios más caros, ¿se puede tener mas jeta? Yo creía que no, pero iluso de mi, nuevamente me equivocaba, al rato sale el amigo con la cuenta y escrito a boli nos indica que “Tip is not included”, usease, que la propina no estaba incluida, vamos, que además le diésemos dinerito para sus gastos y no fuésemos gochos, además de puta ponemos la cama que se suele decir. Lógicamente ya me encargué yo de ir recogiendo todos los centimitos para que ese cabronazo no se llevase ni un duro más de lo que ya nos había robado, además a esas alturas yo ya echaba humo por las orejas y quería ir a la Polizien para que empapelasen ese garito, menos mal que me agarraron.

Pues nada chicos, las posibilidades son pocas, pero si alguna vez deciden ir a Berlín (viaje muy recomendable por cierto), eviten esta estupenda cafetería, aunque solo sea para vengar a nosotros, los guardianes de la relación calidad-precio.

Muchas gracias, hasta otra.

PD: Les dejo una captura de la cuenta, para que vean que no miento (ya se que ustedes confían en mi, pero por si las moscas).